III – RECOMENDACIONES PARA TITULARES DE REHALAS
1. Sobre la uniformidad de la rehala
1.1. Acudir a la montería con un número suficiente de perros que permita batir con eficacia la mano encomendada, considerando adecuado el de diez o doce colleras.
1.2. Identificar a los perros mediante divisas o colores en los collares, además de la chapa de origen. Procurar que aquéllos de capa oscura porten campanillas o elementos visuales para su mejor distinción entre el monte.
1.3. Mantener a las rehalas dentro de la uniformidad de un tipo característico de perros, para que adquieran su propio estilo.
1.4. Solicitar a los podenqueros, dentro de lo posible, el uso de atuendos de acuerdo con la tradición, y que mantengan, asimismo, los clásicos elementos de llamada, especialmente la caracola.
2. Sobre la participación en la montería
2.1. Cumplir los horarios de cita a la junta y suelta en la mancha, batir con profesionalidad y rematar en los lugares determinados.
2.2. Respetar las manos y los agarres, sin cruzarse para llegar con ventaja a estos últimos salvo circunstancias extremas. Marcar las reses muertas en el interior de la mancha para facilitar la posterior localización.
2.3. No llevar a la montería perros enfermos que puedan contagiar a otros. Extremar la vigilancia de las perras en celo, que distraen en el monte a los demás y causan graves molestias a los rehaleros.
2.4. Aceptar la prioridad del montero para acudir al agarre en salvaguarda de los perros, cuando suceda en la cercanía de su puesto y no hubiera perrero alguno para rematar la res.
2.5. Descalificar y discriminar a quienes, a finales de la temporada y en las últimas monterías, abandonan en el campo a los perros que no desean.
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