martes, 12 de noviembre de 2013

Gancho en El Pinar

Ya tengo mi rifle a tiro y por tanto ya no tengo excusas para fallar, a partir de ahora lo que falla es de culata para atrás...
 
Estamos en noviembre y todavía no hace frío, esto del tiempo no lo entiende nadie. Qué si calentamiento global y el año pasado casi nos ahogamos de llover, que si calentamiento global y este año andamos todavía sin saber si nos ponemos el abrigo o el bañador y nos vamos a levante.
 
El año pasado dimos el gancho en Aranda a principios de octubre. Este lo retrasamos a noviembre para ver si nos daban un precinto de lobo. Con esas historias nos presentamos en el bar de la junta donde habíamos quedado. A las nueve en punto llegamos, saludamos a los organizadores, Tintín y Juanito y nos sentamos en las mesas dispuestas para el desayuno.
 
 
"Sois toda gente joven", decía uno de los veteranos asistentes. Para que luego se diga que la caza no tiene futuro. Al terminar las migas con huevo y algún que otro chorizo, me levante para interesarme sobre el estado del dichoso precinto. Oye, pues nos lo habían concedido...y ahora tocaba la no menos interesante explicación sobre el procedimiento a efectuar en caso de cazar el lobo. Como solo hay un precinto, quién lo abata tendrá que llamar a los organizadores para que éstos a su vez lancen un petardo que marque el fin de la caza del único lobo.
 
Bueno, bueno, esto le daba mucho más valor a haberse levantado temprano esa mañana. El sorteo se fue sucediendo y no me preguntéis porqué pero me volvió a tocar el dos del cortadero.
Dos monterías y los mismos puestos que el año pasado en estas dos manchas...o tengo muy buena mano o me ha mirado un tuerto.
 
Total, que allí que nos encaminamos a los puestos, con la misma ilusión que siempre y con las expectativas del lobo o lo que entrase.
 
 
El cortadero ancho para el tiro y con alguna que otra entrada en el monte para poder visualizar alguna carrera en paralelo, parecía perfecto para el buen día que acompañaba.
 
 
A eso de las 12 empezaron a oírse las rehalas y enseguida la suelta. Unos minutos antes, para que se vea cómo es el duende del bosque, me sorprendieron dos corzas y un corcino por detrás en dirección a la mancha. Y claro, nada más soltar los perros, las primeras ladras se oían largas y continuas. 
De vuelta estaban las corzas seguidas por los perros camino de donde habían salido. Una corza, otra corza, otro corzo por el medio del monte que no llego a ver si es macho o hembra...

La rehala se iba acercando y a cada paso surgía una ladra, una carrera, que me hacía estar en tensión y quitarme el intenso frío que provocaban unas nubes negras en el cielo. Enseguida los perros necesitados de algo de resuello se lanzaban al agua de los charcos para calmar la sed de las incesantes carreras. 

 
Cuando ceso el primer alboroto, el pinar se quedo mudo y así termino la montería sin que ningún guarro saliese a la luz. Muestras había pero, en busca de las bellotas se habían marchado sin dejar rastro. Visto lo cual, algún cazador avezado se dedico a coger níscalos de al rededor del puesto y allí que se repartieron en la junta de "champiñones". Para que luego se diga que los cazadores no somos generosos con los demás!!
 
 
El domingo los hicimos con ajito y taquitos de jamón y así alargamos un poco la jornada de caza.
 
JAA 
 

domingo, 10 de noviembre de 2013

Cumpleaños en Peñafiel

Desde el primer momento este blog ha sido de caza y de campo…Esta vez nos fuimos toda la familia a celebrar el 60 cumpleaños del "Pater familie" a la Ribera del Duero. En Peñafiel nos encontramos, después de una sorpresa inesperada, y es que Teresa vino desde Londres para celebrar este día con todos.

A la una del medio día teníamos reservado una visita a las bodegas Legaris, propiedad de la conocida Codorníu, En el pequeño pueblecito de Bocos de Duero tienen esta joven bodega donde pudimos deleitarnos con los viñedos...

Con el entorno inigualable de estas bodegas, con el castillo de Peñafiel al fondo...

Y por supuesto con la bodega y sus vinos.




Finalmente después de una hora y pico de explicación minuciosa de todo el proceso de elaboración del vino, pudimos degustar una combinación de crianzas y reservas aderezados con queso curado y fiambres del lugar.

Al acabar una foto de familia y a contemplar las magnificas vistas desde el castillo de Peñafiel.




Un buen día de campo con toda la familia, en espera de otras salidas al campo.

JAA