La caza de zorzales está siendo en los últimos años la modalidad que más auge está teniendo entre los aficionados a la caza menor. Tal es mi caso, puesto que hacía mucho tiempo que no sacaba la escopeta, decidí probar suerte. La semana pasada me invitaron a una tirada de zorzales en Toledo y no precisamente a una tirada al paso sino a un ojeo. Me lleve una sorpresa, siendo un cazador de tradiciones, pensé que solo se tiraba a los zorzales en los pasos.
Desde antiguo se ha cazado el zorzal tradicionalmente, en puesto fijo por la mañana o al atardecer. Es el zorzal un ave migratoria que viene a España cuando comienza el invierno en Europa y por necesidad baja a zonas más cálidas para poder alimentarse en los campos del sur continental.
Para entrar en la Península, los zorzales utilizan fundamentalmente dos rutas, la del Pirineo, a través del País Vasco y Navarra, y la mediterránea, por la costa Catalana, que serán los zorzales que se distribuyan por todo el levante español y Baleares. La ruta pirenaica sería la que nutre todo el centro y sur de la Península.
Desde antiguo se ha cazado el zorzal tradicionalmente, en puesto fijo por la mañana o al atardecer. Es el zorzal un ave migratoria que viene a España cuando comienza el invierno en Europa y por necesidad baja a zonas más cálidas para poder alimentarse en los campos del sur continental.
Para entrar en la Península, los zorzales utilizan fundamentalmente dos rutas, la del Pirineo, a través del País Vasco y Navarra, y la mediterránea, por la costa Catalana, que serán los zorzales que se distribuyan por todo el levante español y Baleares. La ruta pirenaica sería la que nutre todo el centro y sur de la Península.
El zorzal cuando entra en la Península busca aquí y allá, en prados y bosques, su alimento. Principalmente lombrices, gusanos, caracoles, larvas y distintas bayas como arándanos, muérdagos, mirtos, uvas, frutos de lentisco y por supuesto las aceitunas de acebuches y olivos. Pero cuando el invierno se echa encima y los campos se cubren de nieve o se hielan y los zorzales ya no puedan encontrar su comida en el suelo, los olivares se convierten en el mejor comedero. Entre otras cosas porque las aceitunas, con su alto contenido en oleico, les proporcionan las reservas grasas necesarias para emprender el viaje de regreso al centro y norte de Europa.
Es este hecho, el ser un ave que migra todos los años hacía las mismas zonas, el que hace, que ya desde su entrada a la península por pasos tradicionales se le espere para empezar con su caza más extendida, las tiradas desde puesto fijo al atardecer. De todas las artes utilizadas es sin duda la caza del zorzal desde puesto la que mejores resultados da en su caza
Es este hecho, el ser un ave que migra todos los años hacía las mismas zonas, el que hace, que ya desde su entrada a la península por pasos tradicionales se le espere para empezar con su caza más extendida, las tiradas desde puesto fijo al atardecer. De todas las artes utilizadas es sin duda la caza del zorzal desde puesto la que mejores resultados da en su caza
En estos pasos tradicionales, hasta hace unos cuantos años, solo se tiraba a las palomas. Cuando éstas han disminuido debido a la presión a las que se les ha sometido, los mismos cazadores han variado las capturas, siendo los zorzales la especie habitual.
La caza del zorzal en puesto fijo se basa principalmente en el control de los movimientos desde las zonas de descanso a las de alimentación, olivares, viñedos, zonas de bosque. Cuando se tienen controlados los pasos, tanto al amanecer como al atardecer se dispondrán los puestos fijos, desde los que se podrán tirar a los zorzales cuando estos vayan pasando.
El auge de la caza de zorzales se ha visto superada con creces, debido a la disminución de otras especies de caza menor más tradicionales, como la paloma, la perdiz o el conejo. Es por ello, que los cazadores de menor han dejado paso a otras modalidades de caza, abandonando la tradición de cazarlos en puesto fijo para abordarlos al salto con o sin perro, en mano o incluso en ojeos.
La caza del zorzal en puesto fijo se basa principalmente en el control de los movimientos desde las zonas de descanso a las de alimentación, olivares, viñedos, zonas de bosque. Cuando se tienen controlados los pasos, tanto al amanecer como al atardecer se dispondrán los puestos fijos, desde los que se podrán tirar a los zorzales cuando estos vayan pasando.
El auge de la caza de zorzales se ha visto superada con creces, debido a la disminución de otras especies de caza menor más tradicionales, como la paloma, la perdiz o el conejo. Es por ello, que los cazadores de menor han dejado paso a otras modalidades de caza, abandonando la tradición de cazarlos en puesto fijo para abordarlos al salto con o sin perro, en mano o incluso en ojeos.
Estas nuevas modalidades se van imponiendo, constituyendo una autentica moda en cuanto a caza de zorzales se refiere. Así en cotos donde no existen pasos definidos, se les caza al salto entre olivares, viñedos o entre el monte. En este caso la ayuda del perro para poder levantarlos será menos importante que para buscarlos una vez abatidos. En los grandes olivares del sur peninsular, también se les caza en mano, disponiendo una línea de cazadores que permitirán que los zorzales vuelen en todas direcciones, permitiendo tiros muy variados.
Algunos cazadores también los cazan ya en ojeo, al igual que perdices y liebres. La organización del ojeo es en su justa medida muy parecida a un ojeo tradicional, quizá un poco más corto y donde se van cazando pequeñas extensiones, dándose varios ojeos en una misma mañana o tarde. De todo esto aprendí en la jornada de caza en Toledo. Cómo dije al principio me lleve una sorpresa, pues me invitaron a desayunar a las nueve de la mañana, para luego hacer el sorteo de los puestos. Yo pensaba que íbamos a colocarnos de madrugada en algún paso, aguardando que entraran a comer a los olivares, pero todo transcurrió de la siguiente manera.
Después del desayuno, se sortearon los puestos, y me tocó en una zona cerca de varios amigos.
Al ser la primera vez que tiraba a los zorzales decidí tirar con séptima, habitual en las tiradas de las perdices, pensando que así al menos los que vinieran cerquita los echaría al suelo. El sistema de batida se basa en que unos cazadores avanzan y otros esperan, empujando a los zorzales que llegan casi individualmente. Los primeros ojeos no me resultaron favorables, fallando más de la cuenta, dada la rapidez de movimientos de esta ave.
Después del desayuno, se sortearon los puestos, y me tocó en una zona cerca de varios amigos.
Al ser la primera vez que tiraba a los zorzales decidí tirar con séptima, habitual en las tiradas de las perdices, pensando que así al menos los que vinieran cerquita los echaría al suelo. El sistema de batida se basa en que unos cazadores avanzan y otros esperan, empujando a los zorzales que llegan casi individualmente. Los primeros ojeos no me resultaron favorables, fallando más de la cuenta, dada la rapidez de movimientos de esta ave.
Se fueron sucediendo los ojeos, cortos y en extensiones pequeñas para que no se espantarán los de alrededor. Al llegar a un descanso compruebo que he tirado ya una caja entera de cartuchos, lo que aprovecho para cambiar a cartuchos de novena que me han prestado. Hacemos una parada en la mañana y disfrutamos de un tapeo fantástico con unas vistas inmejorables y un solecito que hace quitarnos hasta el jersey incluso en estas fechas navideñas.
Reanudada la tirada, compruebo que estoy un poco más fino con los tiros, la verdad es que a cada ojeo compruebo que voy cogiendo el tiro y me voy dando cuenta de cómo los zorzales van llegando poco a poco. Finalmente consigo salvar algo los muebles de la jornada, consiguiendo llegar a la veintena de zorzales.
En la casa hacemos el recuento, mientras nos tomamos un caldito y un cocido buenísimo y vemos que prácticamente hemos llegado a los 200. Así transcurrió mi jornada a los zorzales, comprendiendo que la tradición ha dejado paso a otras modalidades de caza, no por ello menos entretenidas.
Reanudada la tirada, compruebo que estoy un poco más fino con los tiros, la verdad es que a cada ojeo compruebo que voy cogiendo el tiro y me voy dando cuenta de cómo los zorzales van llegando poco a poco. Finalmente consigo salvar algo los muebles de la jornada, consiguiendo llegar a la veintena de zorzales.
En la casa hacemos el recuento, mientras nos tomamos un caldito y un cocido buenísimo y vemos que prácticamente hemos llegado a los 200. Así transcurrió mi jornada a los zorzales, comprendiendo que la tradición ha dejado paso a otras modalidades de caza, no por ello menos entretenidas.
Como ven, el zorzal, pese a su tamaño, permite múltiples formas de caza que los cazadores, a falta de otras piezas más habituales, están empezando a disfrutar.
JAA
Muy bueno Juan! Como se nota que la experiencia en esto es un grado! Jajaja
ResponderEliminarUn abrazo
Me gusta mucho
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