miércoles, 18 de enero de 2012

Por fin la lluvia

En toda la temporada no había asomado las orejas, todavía no había regado los campos ningún fin de semana, se echaba de menos el olor a tierra mojada. La lluvia; El campo en pleno invierno estaba seco, menos mal que el anticiclón ha dejado pasar la primera borrasca y eso que estamos a mediados de enero.

Pues con todo ello, la montería de Las Hoyas prevista para finales de enero, la adelantamos a este domingo porque parecía estar muy buena de guarros.
A las nueve estábamos en el bar de la junta, el cielo estaba encapotado pero no había que temer por el agua, de momento. Las migas dieron paso a unas breves explicaciones y recomendaciones de Félix Páramio y se procedió al sorteo. Nos toco en suerte el 16 del sopíe de la umbría. Anteriormente esta armada de cierre se llamaba la Gila y es la huida natural de los bichos.
El puesto mirando al nº 15
El puesto mirando al nº 17
Como se puede comprobar, no se trata de un verdadero sopíe, sino de un cortadero de cierre, amplio y con distancia a los puestos colindantes.
Nada más salir hacía la finca, empezó a llover ligeramente, lo que se convirtió en diluvio nada más llegar a los puestos. Fue bajar del coche y empezar a jarrear agua casi en horizontal, por lo que nos pusimos los chubasqueros, el gorro y los guantes.
Al puesto íbamos mi hermano Alfredo y yo, turnando el tiro pues a mi me tocaba tirar un venado, que no pudimos cazar en la anterior montería. La montería era de guarros y únicamente podían tirar venados los que no lo hubieran hecho la vez anterior.

Vista de la cuerda desde el puesto
Las Hoyas con sus peñas
A las 12 se había cerrado la mancha y al poco tiempo empezaban a oírse los perros en sus camiones. La suelta siempre es una gozada, el latir de los perros, las primeras ladras, las carreras y los tiros...

Al poco tiempo se hecho la niebla, por lo que no podíamos ver lo que teníamos en frente. En ese momento se escucho un romper de monte, seguido de un latido de un perro. Inmediatamente después se unió otro perro y juntos consiguieron sacar de su encame a un cochino. Éste parecía grande porque castañeaba los dientes y no dejaba acercarse mucho a los perros. Lo teníamos en frente, y aunque no veíamos el lance, lo escuchábamos perfectamente. Varios perros se unieron a los dos primeros y esta vez el guarro se arranco hacía ellos, produciéndose el agarre. El macareno no se dio por vencido y zafándose de los perros emprendió carrera hacía otra traviesa.

La mancha estaba muy buena de guarros, porque las ladras fueron todas de cochinos y apenas unas ciervas cruzaron por el cierre. Se siguieron sucediendo los lances, cuando delante nuestra oímos romper de monte y un montón de jaras que se movían. Salió un guarro (que al final resulto ser guarra) impresionante , que venía sin perros e intentaba salirse de la mancha. Logro sacarnos el aire y pego un respingo, todo en segundos, pero mi hermano estuvo más hábil y pudo pegarle un buen tiro.
Gran guarra abatida por Alfredo
Seguían escuchándose a los perros, a partir de ese momento yo tenía el rifle y esperaba que también me sonriese la suerte. Tuvimos varios lances cercanos, uno de una zorra que nos paso dos veces, la pobre había tenido un encuentro con los perros y ya no tenía cola y cojeaba. No se puso a tiro y cuando lo hizo estaba en línea con el puesto 15. Más tarde, es la primera vez que lo veo, escuchamos una ladra que venía directa al puesto, cuando tenía que salir al cortadero por escucharse el tarameo del monte, resulta que salieron a la raya 6 o 7 perros que desorientados  no sabían donde se había quedado lo que perseguían.

Finalmente cuando ya los perreros venían de vuelta y estaba próxima el final de la montería, tuvimos otro guarro qué perseguido por los perros venía en dirección nuestra. En ese momento estábamos aireando, por lo que a puntito de salir al cortadero, cambio su trayectoria librándose de los perros. Estuvo tan cerca que vimos entre el monte la sombra del bicho, pero nos descubrió primero.

Durante toda la montería estuvo lloviendo, por lo que regresamos directamente a casa para cambiarnos de ropa y llegar a la junta a ver lo que se había cazado. El resultado fue de 4 venados y 23 guarros.
Una vez más el buen hacer de la propiedad y de Félix hizo que todo saliera a pedir de boca, lástima que por fin llegase la lluvia, tan esperada, y desluciera el buen día de montería.

JAA

1 comentario:

  1. Vi unas fotos de Félix (hijo) en tiempo real, y me daba frío sólo con verle la cara y lo encogido que estaba entre la niebla, el calabobos y la ventisca...
    Buena crónica Juan.
    Un saludo.

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