Este es el relato de una montería donde no se cumplió la máxima de "A la tercera va la vencida".
Y así fue, la tercera montería de la temporada fue en casa de mis primos, en la finca El Rondal. Como siempre un ambiente familiar, dio paso al tradicional sorteo de puestos. Últimamente me estoy aficionando a hacer de fotógrafo de las monterías, para el blog y porque me está picando el gusanillo de la fotografía.
El sorteo fue sucediéndose y con él la suerte dispar de la colocación de los monteros. Se cazaba la mancha del morro, una pequeña serreta, junto con una espesa umbría El día amaneció con niebla, aunque a la hora del sorteo ya lucia el sol y soplaba un airecito de componente oeste. En la siguiente imagen se puede observar la colocación de las armadas y el movimiento de las rehalas. Simplemente decir que es una montería con mucho movimiento, ya que al ser pequeña la mancha, los bichos dan muchas vueltas y es fácil ver como se tira un cochino o venado en varias posturas alejadas.
Esta vez abandoné mi compañero habitual, el rifle de cerrojo CZ 500 y cogí prestado el antiguo semi-automático Remington de mi padre. Avisado estaba de que el rifle podía fallar, ya que se le tuvo que cambiar el mecanismo de expulsión de las balas y casi no se había probado después. Aun así probé suerte.
Comenzó la jornada, con la suelta de los perros aproximadamente a las 12h. Estábamos muy cerca de la suelta de los perros, por lo que enseguida comenzaron las carreras. La primera ladra que entro al puesto fueron tres ciervas, a las que deje pasar, aun pudiéndose tirar. No soy yo muy de tirar ciervas y menos al principio de la montería.
A los veinte minutos los perros estaban en el cortadero, tocaba cambiarse de lado y con ello la parte más intensa de la montería. Enseguida me entraron dos ciervas mas junto con un bonito vareto por abajo. Parecía que las reses tenían cogida la querencia por ese lado. Al rato entre el monte vislumbre una cierva con un gabato que iban derechos a la querencia. Tenía la cámara de fotos preparada y pude hacerle una instantánea rápida antes de que me viera y cruzase la raya.
En esas estaba cuando ahora sí, me entro una cierva vieja, a la cual disparé para probar la eficacia del rifle. La cierva cayó nada más cruzar la raya y el rifle expulso la bala sin problemas. Ahora estaba preparado y con mucho ánimo para lo que viniese después.
Fue pasando el tiempo y cada vez los perros se iban oyendo más lejos. Entre el monte intuí un movimiento de una res y me fije y vi un venado que andando despacio se acercaba a mi postura. No sé si me oyó moverme o qué pero tras pararse volvió sobre sus pasos. Lástima, pensé! No había ningún perrete por allí cerca que pudiera sacar el venado a la raya.
Los perros ya estaban volviendo a la suelta y se notaba que el bullicio del monte comenzaba a notarse mucho más. En seguida unas cuantas ciervas más pasaron por el puesto y en una de esas carreras me entro el citado venado, que anteriormente había visto.
Me encaré el visor y una vez centrado le disparé en medio de la raya, no me pareció que acusará el tiro por lo que busque tirarle el segundo pero tras apretar el gatillo no hubo respuesta. Me desencaré y vi que la segunda bala se había quedado atascada sin entrar en la recamara. El venado cruzo la raya, se metió en el monte y maldije mi suerte.
No puedo echarle, en parte, la culpa al rifle ya que podía haberle dado con el primer tiro, pero no fue así. No pasa nada porque estoy a principio de temporada y seguro que tengo más oportunidades. Me divertí mucho durante la montería, y se dio bastante bien. Se cazaron en total 15 guarros y 6 venados.
Aquí os dejo algunas fotos de la junta de carnes. En noviembre no tengo mucho movimiento, pero subiré alguna foto de alguna escapada a por las patirrojas.
JAA
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