La gestión cinegética
de un coto debe establecer en primer lugar los niveles de población adecuados
de cada una de las especies presentes en el coto. Para ello se habrá de evaluar
la relación directa entre las especies cinegéticas en función de la
potencialidad del medio, las necesidades vitales de cada especie, así como el
equilibrio ecológico correcto de éstas con el medio.
Necesidades
vitales
La carga cinegética no está limitada
solamente por la disponibilidad de alimento, sino también por otros aspectos,
como la estabilidad y regeneración de la vegetación leñosa, el estado sanitario
de las poblaciones de ungulados, la existencia de especies animales sensibles a
las altas densidades cinegéticas e, incluso, la propia calidad de los trofeos.
Las alteraciones en las poblaciones cinegéticas pueden corregirse, en general,
en pocos años; las que afectan a la vegetación leñosa requieren décadas, y las
del suelo pueden ser irreversibles a escala humana.
Las principales
necesidades que debe proporcionar el medio en correcto equilibrio con las
poblaciones existentes en él, son las siguientes: espacio, cobertura,
alimento y agua. Por tanto para alcanzar las cargas cinegéticas óptimas
(cantidad – calidad) compatibles con la persistencia del monte, se buscaran las
limitaciones ecológicas y productivas que son las que determinan el nivel
admisible de utilización.
En la mayoría de fincas
de caza, las reses tienen cubiertas las necesidades mínimas de espacio y
cobertura. En algunos casos, sobre todo en verano, la disponibilidad de agua se
ve limitada por la escasez de puntos de agua, lo que se puede solucionar con
una red de charcas o bebederos. Por lo tanto el alimento que proporciona el
medio así como su calidad y cantidad, será el factor limitante en el coto.
Indicándonos la capacidad de carga que puede soportar el medio.
¿Cuántas reses puede
mantener un coto, en las condiciones actuales, sin que éstas vean limitadas sus
necesidades por la disponibilidad de alimento?
Sin llegar a pensar en
un número inamovible, se pueden sacar una serie de puntos de partida, ¿cómo? Pues lo haremos calculando los aportes que nos
da la finca, en los periodos más críticos —la época estival—, de los dos
elementos más limitantes para las poblaciones de ciervo: el Nitrógeno y la
Energía.
Debemos calcular la
población que tenemos, la población máxima que deberíamos tener en base a los
aportes que de Nitrógeno y Energía, dan las distintas unidades de vegetación
que conforman la finca y en base a esos datos planificar los cupos de captura
hasta obtener esa población «ideal» para nuestra finca.
Por supuesto, aclarar
que todo esto tiene tan sólo sentido en fincas cerradas, en las que las
poblaciones son más o menos constantes y con una disponibilidad de alimento
limitada a los perímetros de la finca. Con fincas abiertas no tendría excesivo
sentido ni realizar unos censos de poblaciones que podrían variar notablemente
según la época del año, ni intentar determinar unos aportes de energía y
alimento para unos individuos que pueden moverse libremente y buscarlos en
otras zonas.
Tomando como res-tipo
al ciervo, por ser la especie que sirve
de base de referencia para las demás y estar bastante tabulada en distintos
trabajos, estudios y análisis de las necesidades alimenticias. A las especies
integrantes del coto, se les asigna la relación proporcional de res-tipo que
corresponda a su peso corporal, hábitos alimenticios, etc.:
1 Ciervo (hembra adulta en lactación) = 1,0 res-tipo
1
Gamo = 0,7
res-tipo
1 Corzo = 0,6
res-tipo
Con estas consideraciones estudiaremos la cantidad de alimento que debe proporcionar el medio para el mantenimiento de una res-tipo (ciervo).
Las necesidades energéticas de un animal
varían en función de sus ciclos vitales, pudiendo diferenciarse tres estadios:
desarrollo, mantenimiento y gestación.
Por ello, a continuación se detalla una tabla en las que se indica las necesidades, tanto de Energía
como de Nitrógeno, que tendrán los ciervos según cada clase de sexo y edad,
tomando como unidad la cierva en lactación. Estos requisitos alimenticios se
han marcado en la época de máximo apremio por parte del ciervo por incluir
etapas y procesos de biología, cómo son la lactancia en las hembras y la
formación de la cuerna en los machos.
NECESIDADES ALIMENTICIAS DEL CIERVO/DÍA
|
|||
Tipo de animal
|
Nitrógeno
(g/día)
|
Energía metabolizable (Kcal/día)
|
Factor de equivalencia entre tipo de animal
|
Hembra adulta en lactación
|
56,74
|
6.719
|
1
|
Hembra adulta en mantenimiento
|
28,37
|
3.863
|
0,50
|
Primala
|
22,12
|
2.595
|
0,39
|
Macho adulto
|
41,98
|
5.003
|
0,64
|
Vareto
|
28,37
|
3.340
|
0,50
|
Cría
|
-----
|
-----
|
0
|
Este máximo de necesidades energéticas por parte del ciervo coincide con la época más desfavorable en el clima mediterráneo, el verano, que tiene como media una duración de 4 meses. Este período se caracteriza por tener una prolongada sequía estival, en la que prácticamente no hay renovación de biomasa.
Para calcular necesidades durante la época estival
deberemos multiplicar esas necesidades diarias por los 120 días para obtener el
valor del aporte necesario para el sustento de los animales durante el período
estival.
Potencialidad
del medio
Para calcular la
potencialidad alimenticia del medio nos basaremos en
una tabla elaborada por Caballero
García-Arévalo. (“Hábitat y alimentación del Ciervo en ambiente mediterráneo”,
Monografía ICONA Nº. 34. 1985), en la que
establecen las contribuciones energéticas y de Nitrógeno, de los principales
tipos de vegetación mediterránea. Con ellas y teniendo en cuenta los tipos de
vegetación que componen la finca, y su extensión, podremos determinar los
aportes que tendremos en los meses más críticos.
PRODUCCIÓN ANUAL UNITARIA POR ESTRATOS
|
||||
TIPO
DE VEGETACION
|
BIOMASA
DISPONIBLE
(Kg/M.S./HA)
|
ENERGIA METABOLICA
(Kcal/kg)
|
ENERGIA
(Kcal/HA)x103
|
N/HA
(KG)
|
Encinar mediterráneo
|
300
|
2.000
|
600
|
2,94
|
Dehesa
|
250
|
1.200
|
300
|
2,55
|
Matorral general
|
300
|
1.800
|
540
|
3,87
|
Jaral serial
|
300
|
1.200
|
240
|
1,9
|
Pastizal
|
150
|
1.100
|
165
|
1,38
|
Cultivo de secano
|
170
|
1.300
|
210
|
1,7
|
La producción anual unitaria de los distintos estratos de aporte vegetal presente en el coto nos dará una idea importante del número de reses de cada tipo que podemos mantener en el coto.
Poniendo como ejemplo un coto con 800 ha, en los cuales
existen los tipos de vegetación anteriormente descritos, tendríamos:
PRODUCCIÓN
TOTAL
|
||||
TIPO DE VEGETACION
|
SUPERFICIE (ha)
|
BIOMASA DISPONIBLE
(Kg/M.S./HA)
|
ENERGIA
(Kcal/HA)x103
|
N/HA (kg)
|
Encinar
mediterráneo
|
250
|
75.000
|
150.000
|
735
|
Matorral
general
|
180
|
54.000
|
97.200
|
696,6
|
Jaral
serial
|
150
|
45.000
|
36.000
|
285
|
Dehesa
|
45
|
11.250
|
13.500
|
114,75
|
Pastizal
|
45
|
6.750
|
7.425
|
62,1
|
Cultivo
de secano
|
130
|
22.100
|
27.300
|
221
|
TOTAL
|
800
|
214.100
|
331.425
|
2.114,45
|
Es decir, nuestra finca es capaz de aportarnos de energía 331.425 x 103 Kcal y 2.114,45 Kg de Nitrógeno para los meses
estivales.
Capacidad de carga
Determinadas
las necesidades alimenticias de una res-tipo, y la estimación del aporte
alimenticio del medio, toda la productividad del medio estará destinada al
aprovechamiento por parte de la fauna cinegética.
El
cálculo se ha realizado en la época de máxima necesidad energética por parte
del ciervo y en el mínimo de producción de aportes del hábitat, por lo que se
dan por cubiertas las exigencias nutritivas de los animales durante el resto
del año. Además se han considerado los valores de Energía y de Nitrógeno, no
considerando el de Materia Seca, por considerar que los dos primeros aportan
mayor fiabilidad.
Aceptando los valores anteriormente obtenidos, la capacidad de carga que en las condiciones actuales tiene el medio, llevada a reses-tipo es de:
Energía: 331.425 x 103
Kcal / 806.280 Kcal (6.719 Kcal/día x 120 días) = 415 reses-tipo.
Nitrógeno: 2.114,45 kg /
6,8198 kg (56,74 g(N)/día x 120 días) = 310
reses tipo.
Tomando el valor más bajo, en
nuestro caso el de aporte de nitrógeno, la conclusión es que nuestro coto solo
puede albergar un máximo de 310 reses tipo. Si queremos estimar la capacidad de
carga para cada uno de los tipos de cérvidos, habrá que dividir entre la
equivalencia para cada especie. Con lo que tendríamos la posibilidad de tener
310 ciervas adultas en lactación o 443 gamos o 517 corzos.
Si por el contrario en el coto
queremos tener una proporción estable de los tres tipos de especies anteriores,
el calculo se resumiría en 75 ciervas, 110 gamos y 125 corzos.
Cada gestor deberá definir en su plan técnico de
caza, la proporción que quiere dar a cada especie. Aunque normalmente se
partirá de un censo establecido, del cual, habrá que considerar si el coto ha
alcanzado o no la capacidad de carga en equilibrio con el entorno que le rodea.
Artículo publicado en el nº 19 de la revista trofeo Caza mayor.