Como os avancé en algún post anterior, durante este mes de diciembre he tenido varias monterías. La primera durante el puente de la Inmaculada y la otra hace unos pocos días.
Estando en El Robledo durante el puente, me aviso mi hermano Alfredo de una montería en el cercano pueblo de Chillón. Por supuesto acepte la invitación, era un sábado y parecía que iba a hacer un buen día de caza.
Hasta allí nos fuimos, como no quería ir solo le dije a mi padre que me acompañará al puesto. La junta fue a las 9 en un bar del pueblo. La organización de esta montería y de otras que organiza este grupo suelen ser por la zona de Almadén, Saceruela y Chillón. El sorteo de puestos nos deparo un puesto en medio de la mancha, en un camino estrecho pero con posibilidades. O eso creíamos porque el puesto se situaba en una zona de curva con poco tiradero y además el aire no nos era favorable.
Nada más soltar se sucedieron las carreras y las ladras, se notaba que la mancha estaba cargada, aunque nosotros al estar aireando notábamos cómo las reses bordeaban el puesto para aparecer en las traviesas que teníamos más cercanas.
El día iba avanzando, poco a poco el sol se fue cubriendo por encima de la sierra y efectivamente notamos que se cazaba una umbría.
Hacía la una de la tarde, la rehala que batía el monte, saco de su encame una res, que comenzo su huida hacía nuestro puesto. La tensión se palpaba, por cómo rompía monte notábamos que se trataba de una res grande, posiblemente un venado. La ladra se hacía más intensa, notamos que se alejaba un poco del puesto, nos iba a cruzar por la izquierda. Esperábamos que no muy lejos, pues al estar en curva el puesto podíamos no llegar a verlo y efectivamente por allí cruzo el venado. Solo le vimos la cabeza, que portaba unas grandes cuernas, seguidamente llegaron los perros, cruzaron el camino y siguieron la ladra hasta el sopíe, donde se escucharon varios tiros.
Nos lamentábamos por la mala fortuna, cuando otra ladra nos interrumpió. Esta vez los perreros cantaron que se trataba de un cochino, la ladra sonaba por la derecha y parecía tener mejor pinta que la anterior.
Aguantamos la respiración, el pulso se aceleraba, el ruido de los perros se acercaba, faltaba sólo que saltase al camino el guarro, cuando empezamos a notar que corría en paralelo al puesto y se alejaba. Finalmente lo que fuera, junto con los perros cruzo el camino por donde no pudimos verlo.
Otra vez lo mismo, pero esta es la ley no escrita de la caza, donde las especies cinegéticas tienen su forma de participar, ganando la partida a los cazadores, mientras buscan las mejores trochas y veredas para escapar de los puestos.
Así acabo la montería, sin ningún lance más. El resultado, ya en la junta, después de tomar unas judías con carne y de ver los últimos puntos de la final de la Copa Davis, fue de 5 venados y 15 cochinos. Resultado más que aceptable teniendo en cuenta que se trata de una finca abierta.
El resto del puente aproveche para salir al campo y sacar algunas fotos, las cuales no tienen mucha calidad, al estar realizadas con una cámara pequeña, pero que os dejo porque el campo esta ahora en su estado más bonito.
Este pasado fin de semana, cazamos la segunda montería de la acción de El Rondal. La mancha Huerta Vieja albergaba grandes espectativas. Esta vez invite a mi buen amigo Alfonso Urbano a la montería, la suerte nos deparó que nos tocara a los dos juntos. Él en el 1 de El Cotillo y a mi en el número 2.
Alfonso, está comenzando a escribir un blog de caza. Desde estas líneas animó a que leáis también sus crónicas de caza porque son muy buenas. Os dejo el enlace a su blog:
Blog crónicas de morral
El puesto se encontraba al final de la mancha, en una hoya que cruzaba la raya, presentándose varios puestos en la umbría y varios en la solana.
Los nuestros se encontraban en la zona de umbría, siendo los de solana los que se encontraban del puesto 4 al 6, que se encontraba cercano a unas peñas.
Al llegar al puesto, noté una res moviéndose a pocos metros del puesto. Quizá intuía que la mancha se estaba cargando de olores extraños y ruidos reconocibles, pero no menos inquietantes.
Nada más soltar los perros sentí que aquel animal aceleraba el paso alejándose del puesto y yendo a cruzar por el puesto 3, el cual disparo quedándose con él.
La mancha estaba en ebullición, por la solana se sucedían las carreras y las ladras, también los disparos de los monteros. Las reses estaban claramente volcadas en la solana, pues en el cierre se estaban hinchando a tirar y ver piezas.
Así fue transcurriendo la mañana. Tengo que decir que desde mi puesto no podía mirar al de Alfonso pues justo en la vertical tenía el sol y no conseguía ver nada. Rezaba yo para que no pasase nada por allí y si lo hacía fuera más cercano al puesto de Alfonso para que pudiera tirarlo él.
Cuándo cruzaron los perros la traviesa, nos cambiamos todos al lado contrario, donde podíamos tirar mejor si las reses nos cruzaban por el lado izquierdo. Al rato de cruzar, salto la ladra, corrieron los perros y se hizo un estruendo en el monte. Me preparé, saltaron a la raya dos ciervas, disparé no acertando el tiro, cerrojeé y pude disparar otro tiro justo cuando se metían al monte. Nada de nada, no estaba acertado con el tiro.
Minutos después se repetía la escena. Una ladra que comienza, seguida de una carrera de una res. Me preparo, esta vez la carrera va a pasar más cerca del puesto 3 que del mio, pero todavía hay esperanzas. Al momento surge otra cierva que cruza velozmente la traviesa entre los dos puestos, disparo pero el tiro se queda atrás.
De aquí al final de montería, se suceden las voces de los perreros que de vuelta a los camiones van en retirada por el monte. Finalizada la montería, comparto con Alfonso las impresiones de la jornada, quedando claro que las reses estaban volcadas en la solana, ya que la noche anterior había sido de viento y lluvia.
La junta de carnes presenta un plantel numeroso de 10 venados y 16 guarros, entre los que destacan dos buenos macarenos.
Desde aquí, aprovecho para felicitaros la Navidad, deseando una buena Nochebuena y un buen día de Navidad.