Durante el puente del Pilar, me llamo mi hermano Alfredo para acompañarle a la montería de La Canaleja. Yo me encontraba en el campo y por tanto cerca, por lo que decidimos que me pasaba a recoger y marchábamos hacía la junta en el pueblo de Baterno.
La Canaleja es una finca abierta en plena serranía de Badajoz, que normalmente se da en dos manchas, los barrancos y la sierra.
Este año, como los últimos, hizo mucho calor desde el inicio y eso complicaba las cosas. Pienso que es mejor retrasar, en estas condiciones, el inicio de la temporada para que los perros trabajen bien, los perreros no lleven a los perros en los pies a las primeras de cambio, no se pierdan tantas ladras y los cazadores no tengamos que ir en pantalones cortos a cazar.
Dicho esto, a las 9.30 nos encontrábamos en la nave municipal para tomar las consabidas migas y sortear los puestos. Yo iba con la idea de acompañar a mi hermano al puesto, pero Güido Trochi, el dueño de la finca, me dijo que sobraban algunos puestos y que si quería al final eligiera uno.
Al finalizar el sorteo, sobraban dos puestos y pude elegir uno, el Cierre del Cerro Colorado el 9, que es una traviesa de cierre pegada al río que hace de frontera con otra finca. Salimos de los primeros hacía los puestos y nos fuimos colocando. Como acompañante y vecino de puesto fui con un rehalero que ese día tuvo que coger la escopeta y ponerse en el puesto designado para su rehala.
A eso de las 12 ya estaban soltando los perros y comenzaba la montería. Venía un ligero viento que nos hacía airear la mancha, aun así las primeras carreras y ladras no se hicieron de rogar y en cuestión de minutos me entraban al puesto dos ciervas seguidas de un hermoso vareto. Ya estaba pensando que en breve me entraría por ese mismo sitio algún venado.
Al fondo tenía el río y por el mucho calor que hacía, veía constantemente a los perros bajar a beber del río y volver a subir en busca de otro rastro. Las carreras se sucedían pero no acababan de entrar a mi puesto más que ciervas. En una de esas carreras, note como ésta se desviaba hacía el puesto de al lado, escuchando un disparo y notando como seguía la ladra. Al segundo vi a los perros a mi izquierda en un claro y pude ver que el venado iba pinchado y se había quedado debajo de una encina. El perrero del puesto de al lado volvió a disparar varía veces hasta que le acertó.
Fue pasando el tiempo y las rehalas se iban alejando cada vez más, hasta el punto de dejar de oírlas. De vez en cuando alguna ladra se escuchaba en la lejanía o parecía acercarse hasta el cierre, pero se desviaba hacía un barranco que se encontraba a mitad de camino.
Finalizando la montería, con los perros volviendo hacía el lugar de la suelta, escuchamos la última carrera que fue una vez más hacía el puesto número 10, que se encontraba a mi derecha, más pegado hacía el río y por tanto con mejor vía de escape de la mancha. Un solo tiro fue la respuesta a esa carrera, por lo que deduje que algo se había cobrado.
Nos reunimos la armada a la espera de que el postor marcase bien las reses cobradas y marchamos hacía la casa de la finca para tomar un breve refrigerio y comer. En la junta de carnes fueron llegando las piezas cazadas, con especial mención a un buen macareno y un venado al que le faltaba un cuerno pero que tenía 7 puntas bien formadas. El resultado de la montería fue de 14 venados y 8 jabalíes.
Un buen resultado para una montería que no entraba en mis planes a principio de temporada. Esto es solo el comienzo, acabamos de empezar y todavía quedan 4 meses largos de temporada. Mucho ánimo y buena caza!
JAA