jueves, 31 de octubre de 2013

La primera en la frente

Hablar de mis fallos es algo habitual, pero esta vez y hasta que no se afirme lo contario, puedo decir que fue debido a lo que viene de la culata para atrás.*
Cazamos este fin de semana, la primera montería en la finca El Rondal, la mancha El Morro. No sé muy bien porque pero los dos últimos años me ha tocado en la misma armada en puestos consecutivos.
Este año la previsión daba agua, y amaneció un día soleado con alguna nube alta, un día perfecto para montear. Las migas, el buen ambiente, el reencuentro con amigos y compañeros de caza siempre es de las cosas que más se aprecian de las monterías.
Iniciado el sorteo, espero pacientemente a que se me nombre para sacar el puesto. Al doblar la cuartilla no me asombro ante lo que parece una casualidad. El mismo puesto que el año anterior. El nueve de la raya del morro.

Después de comentada la situación y la casualidad, pienso que no es mal puesto, la vez anterior cacé dos ciervas y me divertí toda la montería. Además hace dos años en el puesto ocho, falle un venado y estuve toda la montería en tensión.
Al llegar al puesto compruebo a derecha e izquierda los puestos contiguos.

A las doce en punto, más o menos, da comienzo la suelta y con ello la montería. Desde fuera, la explosión de sonidos y general algarabía, puede asustar un poco. Los que lo conocemos desde dentro, no dejamos de sorprendernos ante la inconfundible viveza de la "suelta": momento en el que comienza la montería con su conjunto de voces y ladridos, unidos a las carreras y revoloteo de los pájaros que se encuentran en las inmediaciones.
La armada en la que estoy colocado es la primera a la que llegan los perros nada más soltar y por tanto hay que estar atentos desde el principio. A los pocos minutos van llegando los perros punteros y los demás se van entremezclando por la mancha.
Nada más cruzar el cortadero varios perros levantan una res que se arranca en dirección a la suelta, me preparo, sé que va a salir a contra mano y que solo puedo tirar un tiro al salir, después sería una imprudencia por mi parte al poder tirar en línea con mi compañero. Segundos interminables hasta que asoma un venado a la raya, estoy apuntando y al ver que es un venado aprieto el gatillo. Veo perfectamente que el tiro se ha quedado trasero y el venado se mete al monte. tenía una oportunidad y he fallado. El venado corre hacía los perros por lo que el desenlace es imprevisible. Parece que se para por un momento e intuyendo la que se le venía encima arranca con fuerza otra vez para el cortadero.

A todo esto yo ya había descerrojado y me preparaba para la "vuelta", volviendo a apuntar con el visor. Esta vez el venado salió a la raya como una exhalación, le aguante los primeros metros para no tirarle en línea y en medio pude tirarle un único tiro, sin apreciar ningún movimiento en la res que siguió corriendo monte adentro. A los pocos metros deje de oír la ladra y pensé que podía estar ahí muerto. Los perros se habían callado por sorpresa y me pareció raro para una carrera en la que prácticamente estaban viéndole muy cerca. 
Los perros que volvieron para atrás a la vuelta de la mano, al final de la montería, traían sangre en los hocicos y el perrero convenientemente avisado por mí, me dijo que no había podido encontrar nada pero que los perros salían con sangre. Me quedé tranquilo pensando que al final de la montería podía pistear el venado. 

Entre medias, algunas que otras carreras a la vuelta de los perros. Un cochino que tiró el del puesto ocho, una corza que me entro por la espalda andando y que me pego un buen susto y una carrera que me hizo ponerme los pelos de punta y que finalmente fue una cierva con su gabata y un vareto.
Algunas ciervas más pasaron camino del sopíe por el puesto número diez y así termino la montería. Yo con la esperanza de poder encontrar el venado, fui buscando el sitio por donde le había tirado y por donde había entrado al monte. No encontré sangre por ninguna parte y después de unas cuantas vueltas para adentro y para fuera del monte decidí darlo por fallado, con la consiguiente burla de mis hermanos.

Estas son las fotos que me mandaban mi Padre y mi tío Pablo de lo que habían cazado y yo mientras inventaba alguna excusa lógica para enmendar mi fallo.




Finalmente 8 venados y otros tantos guarros conformaron el tapete de la montería y después a ver el clásico...

Un saludo y hasta la próxima.

JAA

*La puesta a tiro lo confirmara o no.

viernes, 18 de octubre de 2013

Entrevistas de Caza y Campo (IV)

Comienza la temporada y volvemos a poner en marcha las tertulias - entrevistas con personas del mundo de la caza. En este caso nos sentamos con Carlos Pérez de Ayala, gestor y dueño de la finca El Rondal. Destacado cirujano y mejor persona, que ha conseguido un gran ambiente en las monterías de cada temporada.
 
1. Tu gran afición por la caza, ¿de dónde proviene?.- De mi familia, de mi padre, del entorno de mi padre, de mi infancia en una finca en las sierras de Huelva.

2. ¿Cuánto hace que comenzaste a cazar?.- A los 9 ó 10 años me pasaba las ¨siestas¨ debajo de los frutales en una casa de mis abuelos en el pueblo. A los 14 años maté mi primer ¨cochino¨.

3. ¿Qué significado tiene la caza para ti?, ¿de qué manera ha influido en tu vida?.- Creo que es algo intrínseco a mi forma de ser y desde luego creo que ha influido marcadamente en mi forma de ser y en cómo me compenetro con la naturaleza.

4. ¿Eres cazador de menor, de mayor o ambas?. - Soy cazador; aunque cada vez distingo mas entre cazador y tirador. Cazador se és hasta de ratones.

5. ¿De entre las modalidades cinegéticas practicadas en España, ¿tienes preferencia por alguna? ¿por qué?. - Todas aquellas en las que estas tu solo ¨contra¨ el campo, o a lo más con un perro. El rececho o la espera quizás sean para mí las formas más verdaderas de cazar.

6. Centrándonos un poco en tu experiencia cinegética personal, me gustaría que nos contases cómo viviste tu primer lance. - Como he dicho antes mi ¨primer lance¨ fue un jabalí; pesaría unos 25 ó 30 kgs., le partí los dos brazos del tiro y lo rematamos entre dos podenquillos de nuestra particular rehala, de siete u ocho perros, y yo.

7. Imagino que de entre tus innumerables recuerdos cinegéticos, alguno seguro que es especialmente significativo. ¿Nos harías partícipes del mismo?. - Mi primer venado. Por cómo eran los verdaderos cazadores de antes: Cuando íbamos hacia la mancha, cuando el campo era libre y abierto y, a lo mejor, había algún venado. Aquel día el que iba señalando los puestos se entero de que no había matado ningún venado; me pregunta: ¿se va a poner usted donde yo diga?, le contesto: por supuesto. ¨Me pasó a seis metros¨.  

8. El lance que recuerdas con más cariño .... - Imposible decidirme por uno. Mi primer cochino; mi primer venado; aquel que supe y pude quitarme del aire….

9. El lance más espectacular que has vivido .... - El ver rematar a un verraco de mas de cien kilos y colmillos de medalla, con un jamón roto, que le hacía cara a dos o tres perros, entrándole por detrás , poniéndose a horcajadas sobre él y dándole con un pedrusco en la nuca. 

10. ¿Tu trofeo cinegético más apreciado?. - Un venado matado en la berrea que para llegar a él tuve que andar a gatas mas de cien metros quitándome del aire entre ciervas.

11. De todos los cazaderos que has podido conocer ¿Hay alguno que te resulte especial?. - Todos tienen un algo. Los hace especial uno. Menos los ¨cercones¨, pero eso no es cazar.

12. Hablando de especies cinegéticas ¿te quedas con alguna en concreto?. - El jabalí, que es el bicho más listo que mueve en el campo, incluidos los humanos, con perdón.

13. Cuéntanos alguna anécdota cinegética que te haya ocurrido. - Aunque lógicamente he debido vivir algunas a mi edad, no recuerdo ninguna que sobresalga sobre otra.

14. ¿Qué prefieres, escopeta o rifle? (comenta un poco el arma y modelo que sueles utilizar). - En caza menor, escopeta de dos cañones, en montería escopeta de dos cañones o expres; el rifle de cerrojo y el visor no los considero adecuado para nuestras monterías. Particularmente, utilizo una escopeta de dos cañones de una marca inglesa que heredé de mi padre para la caza menor, un expres para las monterías y un rifle de cerrojo ¨calibre 243¨para el rececho de cervunos.

15. En cuanto al papel de las rehalas en nuestra montería tradicional ¿qué comentario te merece?. - Imprescindible y fundamental. Alguien célebre dijo que una buena ladra es como una buena sinfonía.
 
16. Habrás visto cazar infinidad de ellas y seguro que puedes citar alguna/s que te hayan llamado especialmente la atención …. - Cuando joven, en casa teníamos siete u ocho perros, más que suficientes y eficaces , juntos con los siete u ocho del guarda de la finca de al lado, para nuestras monterías de entonces. Recientemente me encantó la actuación de una, que me dijeron descendientes de los perros de “Valduesa”, que, dando un morro, se soltaron con el aire en el rabo; inmediatamente dejaron solo al perrero, le dieron la vuelta al morro, y se pusieron a cazar con el viento en la nariz; me encantó.

17. Cuando vas de montería, ¿qué tipo de puesto prefieres que te toque en suerte (cortadero, torreta, testero, un portillo, gatera? ¿por qué?. - Menos la torreta o el testero todos me valen; cazar desde una torreta no es cazar es tirar: tirar al testero de enfrente hay sitios donde se puede hacer pero lo deseable es dejar que las reses “cumplan” al puesto.
 

18. ¿Eres aficionado a la lectura? En caso afirmativo, nombrar tus preferencias y contestar a la siguiente pregunta, ¿Y a la literatura cinegética? ¿Cuál es el último libro que te has leído?. - Soy muy aficionado a la lectura. De joven leía mucho sobre la caza en África, a mi padre le encantaba. Actualmente leo todo lo que escribe Mariano Aguayo, no sé si pinta mejor que escribe o escribe mejor que pinta, pero sus libros constituyen mi biblioteca de mesilla de noche y cualquiera de sus libros los he leído dos, tres o cuatro veces. Precisamente el ultimo que he leído (por segunda vez) es de él: Desde mi testero.

19. ¿Tu plato gastronómico cinegético preferido? ¿Con qué bebida lo acompañarías?. - La perdiz en escabeche dejada dos o tres días al aire después de muerta y sin tocar hasta que se vaya a cocinar.


Sin duda, ha sido una conversación provechosa, gracias por tu colaboración. Un abrazo y nos vemos en breve en El Morro.