jueves, 22 de noviembre de 2012

Capacidad de carga de un coto por su flora

La gestión cinegética de un coto debe establecer en primer lugar los niveles de población adecuados de cada una de las especies presentes en el coto. Para ello se habrá de evaluar la relación directa entre las especies cinegéticas en función de la potencialidad del medio, las necesidades vitales de cada especie, así como el equilibrio ecológico correcto de éstas con el medio.

Necesidades vitales
La carga cinegética no está limitada solamente por la disponibilidad de alimento, sino también por otros aspectos, como la estabilidad y regeneración de la vegetación leñosa, el estado sanitario de las poblaciones de ungulados, la existencia de especies animales sensibles a las altas densidades cinegéticas e, incluso, la propia calidad de los trofeos. Las alteraciones en las poblaciones cinegéticas pueden corregirse, en general, en pocos años; las que afectan a la vegetación leñosa requieren décadas, y las del suelo pueden ser irreversibles a escala humana.

Las principales necesidades que debe proporcionar el medio en correcto equilibrio con las poblaciones existentes en él, son las siguientes: espacio, cobertura, alimento y agua. Por tanto para alcanzar las cargas cinegéticas óptimas (cantidad – calidad) compatibles con la persistencia del monte, se buscaran las limitaciones ecológicas y productivas que son las que determinan el nivel admisible de utilización.

En la mayoría de fincas de caza, las reses tienen cubiertas las necesidades mínimas de espacio y cobertura. En algunos casos, sobre todo en verano, la disponibilidad de agua se ve limitada por la escasez de puntos de agua, lo que se puede solucionar con una red de charcas o bebederos. Por lo tanto el alimento que proporciona el medio así como su calidad y cantidad, será el factor limitante en el coto. Indicándonos la capacidad de carga que puede soportar el medio.
¿Cuántas reses puede mantener un coto, en las condiciones actuales, sin que éstas vean limitadas sus necesidades por la disponibilidad de alimento?
Sin llegar a pensar en un número inamovible, se pueden sacar una serie de puntos de partida, ¿cómo?  Pues lo haremos calculando los aportes que nos da la finca, en los periodos más críticos —la época estival—, de los dos elementos más limitantes para las poblaciones de ciervo: el Nitrógeno y la Energía.
Debemos calcular la población que tenemos, la población máxima que deberíamos tener en base a los aportes que de Nitrógeno y Energía, dan las distintas unidades de vegetación que conforman la finca y en base a esos datos planificar los cupos de captura hasta obtener esa población «ideal» para nuestra finca.
Por supuesto, aclarar que todo esto tiene tan sólo sentido en fincas cerradas, en las que las poblaciones son más o menos constantes y con una disponibilidad de alimento limitada a los perímetros de la finca. Con fincas abiertas no tendría excesivo sentido ni realizar unos censos de poblaciones que podrían variar notablemente según la época del año, ni intentar determinar unos aportes de energía y alimento para unos individuos que pueden moverse libremente y buscarlos en otras zonas.

Tomando como res-tipo al ciervo, por ser la especie que  sirve de base de referencia para las demás y estar bastante tabulada en distintos trabajos, estudios y análisis de las necesidades alimenticias. A las especies integrantes del coto, se les asigna la relación proporcional de res-tipo que corresponda a su peso corporal, hábitos alimenticios, etc.:
1 Ciervo (hembra adulta en lactación)          = 1,0 res-tipo
1 Gamo                                                         = 0,7 res-tipo
1 Corzo                                                         = 0,6 res-tipo


Con estas consideraciones estudiaremos la cantidad de alimento que debe proporcionar el medio para el mantenimiento de una res-tipo (ciervo).
Las necesidades energéticas de un animal varían en función de sus ciclos vitales, pudiendo diferenciarse tres estadios: desarrollo, mantenimiento y gestación.
Por ello, a continuación se detalla una tabla en las que se indica las necesidades, tanto de Energía como de Nitrógeno, que tendrán los ciervos según cada clase de sexo y edad, tomando como unidad la cierva en lactación. Estos requisitos alimenticios se han marcado en la época de máximo apremio por parte del ciervo por incluir etapas y procesos de biología, cómo son la lactancia en las hembras y la formación de la cuerna en los machos.

NECESIDADES ALIMENTICIAS DEL CIERVO/DÍA
Tipo de animal
Nitrógeno
(g/día)
Energía metabolizable (Kcal/día)
Factor de equivalencia entre tipo de animal
Hembra adulta en lactación
56,74
6.719
1
Hembra adulta en mantenimiento
28,37
3.863
0,50
Primala
22,12
2.595
0,39
Macho adulto
41,98
5.003
0,64
Vareto
28,37
3.340
0,50
Cría
-----
-----
0




Este máximo de necesidades energéticas por parte  del ciervo coincide con la época más desfavorable en el clima mediterráneo, el verano, que tiene como media una duración de 4 meses. Este período se caracteriza por tener una prolongada sequía estival, en la que prácticamente no hay renovación de biomasa.
Para calcular  necesidades durante la época estival deberemos multiplicar esas necesidades diarias por los 120 días para obtener el valor del aporte necesario para el sustento de los animales durante el período estival.

Potencialidad del medio
Para calcular la potencialidad alimenticia del medio nos basaremos en una tabla elaborada por Caballero García-Arévalo. (“Hábitat y alimentación del Ciervo en ambiente mediterráneo”, Monografía ICONA Nº. 34. 1985), en la que establecen las contribuciones energéticas y de Nitrógeno, de los principales tipos de vegetación mediterránea. Con ellas y teniendo en cuenta los tipos de vegetación que componen la finca, y su extensión, podremos determinar los aportes que tendremos en los meses más críticos.
PRODUCCIÓN ANUAL UNITARIA POR ESTRATOS
TIPO DE VEGETACION
BIOMASA DISPONIBLE
(Kg/M.S./HA)
ENERGIA METABOLICA
(Kcal/kg)
ENERGIA
(Kcal/HA)x103
N/HA (KG)
Encinar mediterráneo
300
2.000
600
2,94
Dehesa
250
1.200
300
2,55
Matorral general
300
1.800
540
3,87
Jaral serial
300
1.200
240
1,9
Pastizal
150
1.100
165
1,38
Cultivo de secano
170
1.300
210
1,7









La producción anual unitaria de los distintos estratos de aporte vegetal presente en el coto nos dará una idea importante del número de reses de cada tipo que podemos mantener en el coto.

Poniendo como ejemplo un coto con 800 ha, en los cuales existen los tipos de vegetación anteriormente descritos, tendríamos:

PRODUCCIÓN TOTAL
TIPO DE VEGETACION
SUPERFICIE (ha)
BIOMASA DISPONIBLE
(Kg/M.S./HA)
ENERGIA
(Kcal/HA)x103
N/HA (kg)
Encinar mediterráneo
250
75.000
150.000
735
Matorral general
180
54.000
97.200
696,6
Jaral serial
150
45.000
36.000
285
Dehesa
45
11.250
13.500
114,75
Pastizal
45
6.750
7.425
62,1
Cultivo de secano
130
22.100
27.300
221
TOTAL
800
214.100
331.425
2.114,45

Es decir, nuestra finca es capaz de aportarnos de energía 331.425 x 103 Kcal y 2.114,45 Kg de Nitrógeno para los meses estivales.
Capacidad de carga
Determinadas las necesidades alimenticias de una res-tipo, y la estimación del aporte alimenticio del medio, toda la productividad del medio estará destinada al aprovechamiento por parte de la fauna cinegética.
El cálculo se ha realizado en la época de máxima necesidad energética por parte del ciervo y en el mínimo de producción de aportes del hábitat, por lo que se dan por cubiertas las exigencias nutritivas de los animales durante el resto del año. Además se han considerado los valores de Energía y de Nitrógeno, no considerando el de Materia Seca, por considerar que los dos primeros aportan mayor fiabilidad. 


Aceptando los valores anteriormente obtenidos, la capacidad de carga que en las condiciones actuales tiene el medio, llevada a reses-tipo es de:

Energía: 331.425 x 103 Kcal / 806.280 Kcal (6.719 Kcal/día x 120 días) = 415 reses-tipo.
Nitrógeno: 2.114,45 kg / 6,8198 kg (56,74 g(N)/día x 120 días) = 310 reses tipo.

Tomando el valor más bajo, en nuestro caso el de aporte de nitrógeno, la conclusión es que nuestro coto solo puede albergar un máximo de 310 reses tipo. Si queremos estimar la capacidad de carga para cada uno de los tipos de cérvidos, habrá que dividir entre la equivalencia para cada especie. Con lo que tendríamos la posibilidad de tener 310 ciervas adultas en lactación o 443 gamos o 517 corzos.
Si por el contrario en el coto queremos tener una proporción estable de los tres tipos de especies anteriores, el calculo se resumiría en 75 ciervas, 110 gamos y 125 corzos.
Cada gestor deberá definir en su plan técnico de caza, la proporción que quiere dar a cada especie. Aunque normalmente se partirá de un censo establecido, del cual, habrá que considerar si el coto ha alcanzado o no la capacidad de carga en equilibrio con el entorno que le rodea.
Artículo publicado en el nº 19 de la revista trofeo Caza mayor.

JAA