viernes, 29 de julio de 2011

Puente de Santiago

Este puente de julio me a venido de perlas para coger fuerzas de cara al verano. He estado en Ciudad Real, lugar de mi nacimiento venatorio. Desde el primer día estuve en el campo y me he sorprendido de la cantidad de caza que he visto. Pienso que este año la primavera a sido buena, los animales han criado bien y se están notando positivamente estos efectos. Para muestra un botón, en dos sitios diferentes vi dos crías de corzo con su madre, tranquilamente trotineando por el campo, además de bandos de perdices con 8 o 9 pollos volanderos.
Tenía en mente salir al campo y tal vez si la ocasión se presentaba poder tirar un corzo. Ocasiones no faltaron, pero en dos ocasiones juzgué que los corzos eran jóvenes y podían esperar un año más. El primero en una zona llamada el Pilar, cercana a una reforestación. Estaba junto a mi padre enfrente de una charca, llevábamos un buen rato aguardando, cuando oímos un ladrido de corzo, seguido de varios más. Al tener el aire a favor, intuimos que se trataba de un macho con hembras, pues es esta zona el celo está ya avanzado.
El sonido venía de detrás de una lomita, por lo que fuimos avanzando lentamente para asomarnos y ver que se movía. Cuando llevábamos unos 80 metros, mi padre me toco el hombro y me indicó que teníamos en frente dos corzos. Mire con los prismáticos, teníamos en frente una parejita. Mi padre llevaba el rifle, pues quería que tirase un buen corzo. Tras un par de minutos de observación, juzgamos que el corzo merecía la pena, en apariencia sobresale por encima de las orejas y tiene las 6 puntas formadas. 
Dicho lo cual, el corzo se encontraba en un testero de la reforestación a unos 180 m, pero con un problema añadido, ya que entre medias se interponía una malla de 2 metros puesta precisamente para que no entren reses a la reforestación. Decidimos acercarnos a la malla y seguir paralelo a ella y a los corzos a unos 150 m. En un momento dado, cuando nosotros ya no podíamos acercarnos más, pues la malla se iba alejando, los corzos fueron bajando hacía un arroyo, por lo que se fueron acercando. Yo llevaba un rato observando al corzo y me parecía ver algo raro en su cuerna. En un momento de parón, pude distinguir que le faltaba una luchadera, por lo que le dije a mi padre que finalmente no lo tirara puesto que no merecía la pena. Además era la primeras mañana y todavía podíamos encontrarnos con alguno mejor.
Por la tarde estuve con mi hermano Alfredo y mi primo en la finca "El Rondal", de la que ya os he hablado con anterioridad en el blog. Estuvimos dando una vuelta para ver los comederos, las charcas, la siembra y algunos puestos de la linde. Fue una tarde provechosa, vimos muchas reses, los dos corcinos, muchas pepas, algún vareto y unos seis venados espectaculares, eso sí en la finca de al lado que es una de las mejores de España. Con decir que ninguno de los seis venados tenía menos de 15 puntas se dice todo...
La tarde del domingo me fui sólo a la zona de Valdeazor, estuve andando cerca de un arroyo, por si levantaba algún bicho de su encame. Finalmente me acerqué a una zona de monte, más espeso y donde sabía que hacía un par de meses me había ladrado un corzo sin llegar a verle.
Llevaba un rato aguardando, cuando me sorprendió el tarameo de una encina y cual no fue mi sorpresa al ver un corzo a dos patas ramoneando debajo de una encina. Miré con los prismáticos, era un macho joven, un horquillón de un año. Me entró la curiosidad y decidí seguirle la pista. Después del ramoneo, decidió ir subiendo una lomita e ir hacía una zona de rastrojos. Pensé que podía llevarme a otros corzos y al tener el aire favorable fui siguiéndole en paralelo a una distancia de no más de 100 m. Efectivamente, en un golpe de prismáticos, observe otra figura de corzo y contiguamente varías más. Se me fue acelerando el corazón al ver un pequeño rifi-rafe entre el joven macho y otro que no acertaba a ver con claridad. 
Pero lo vi claro, se trataba de una hembra y dos corcinos, y la disputa sería cuestión del celo. Seguí acercándome y a unos 80 m pude hacer unas fotos, no muy buenas pues prácticamente no tenía zoom, pero únicamente para señalar la cercanía de los corzos.

Este es el resumen del fin de semana, en breve guardaré las armas, me iré a la playita y esperaré a septiembre para volver ansioso al campo. Felices vacaciones y mejor retorno.


viernes, 22 de julio de 2011

Días de celo

El fin de semana pasado, estuve por tierras Burgalesas, me pareció que todavía no había comenzado el celo del corzo.
Vi varías hembras solas y un machete sin ninguna intención de buscar un amorío de verano. Pienso que esta semana que ha comenzado fresca y que está dejando agua por el norte de España puede hacer comenzar el celo por esta zona de España.
Dicho esto, quisiera abordar el tema de la conveniencia o no de la caza del corzo durante el celo. Es un tema polémico, hasta hace unos años la legislación básica del Estado prohibía con carácter general la caza en época de celo. La ley de caza 4/89 incluyó la limitación de la caza en época de celo derivado de lo establecido en la Directiva de Aves 79/409/CEE. Pero únicamente se aplico al corzo, ya que el venado se caza en la berrea, el gamo en la ronca y el jabalí cuándo está en celo, meses de noviembre y diciembre, se encuentra en la temporada general.
Esta diferenciación se debe exclusivamente a que el desarrollo de la caza a rececho del corzo va en paralelo a la errónea transposición de la directiva europea.

Tras lo cual, se puede decir, que ya que no es verdad que la caza en época de celo sea perjudicial para el corzo, y menos para la correcta gestión de una población, cazar machos en celo o dejar de cazarlos es tan sólo una cuestión de gustos.
Actualmente son las Autonomías las que deciden los períodos de caza de todos los mamíferos, y positivamente se va favoreciendo la caza del corzo en su época de celo.

Personalmente voy a intentar durante esta última quincena de julio volver por el cazadero para acompañar a mi padre o hermanos a cazar un bonito corzo. Ya me perdonarán sus hijos o su señora por privarles de tan hermoso progenitor.



lunes, 18 de julio de 2011

Trofeos de corzo

Hace unos meses os escribía para contaros y especificar en detalle cómo homologar y medir los trofeos de corzo. Pues bien, un buen amigo mio, muy aficionado a los corzos, me enseño una pequeña tabla donde mostraba la valoración de los corzos que iba cazando. A raíz de eso se me ocurrió mostrar dicha tabla, puesta en forma de pegatina detrás de cada tablilla de corzo, para recordar la puntuación de cada corzo.
Es muy sencilla de confeccionar y sin duda con la práctica se puede ir mejorando el original hasta adaptarlo a las necesidades y gustos de cualquiera.
  
Cómo veis, se puede hacer en word o en excell con letra pequeña y es fácil ajustarlo a una cuartilla de tamaño. Si os fijáis, es un esquema de la valoración, en la que se van sumando o restando las puntuaciones dadas en los parámetros anteriormente indicados.
En concreto, esta valoración pertenece al corzo que cazé en mayo por tierras burgalesas y que ha arrojado una puntuación de 111, 72 puntos (medalla de bronce).

Bueno, pues ya hemos aprendido algo más. Siempre es gratificante ir conociendo formas de valorar mejor lo que se caza, puesto que la caza no solo es matar, sino que en gran parte es conocer la especie que se caza y en cuanto al trofeo, al no poder disfrutarlo con paciencia antes de cazarlo, si que se puede disfrutar y aprender una vez se tiene la pieza entre las manos.

Ánimo a los corceros que estamos en época de celo y puede dejarse ver nuestro duendecillo más preciado.